19 de noviembre de 2009

Crónica de los dólidos de América

(Último esfuerzo del jugador que lleva el peso de ser el timonel de toda la selección)

Se veían venir 180 minutos muy latinoamericanos en los que los dólidos de América, los de la repesca, los del casi pero no, se jugaban un último chance a la máxima competición, un espectáculo que hacía vibrar a dos naciones del nerviosismo.

Cualquier hincha podía asegurar desde el pitido inicial que más que un partido de fútbol era una guerra de once contra once en la que se luchaba por el boleto número 32 que tenía escrito un viaje pagado al safari del 2010.

No era momento para lujos, el equipo que tuviera más ganas y el que más sangrará en la cancha era el que iba ir a Sudáfrica y el profesor uruguayo siempre lo tuvo presente. Costa Rica perdía muy pronto su primer soldado, al minuto 15 en San José caía Gilberto Martínez que por más entusiasmo que tuviera de sudar la roja esa noche, sus piernas ya no estaban para el campo minado artificial del Ricardo Saprissa.

Uruguay supo defender en tierras enemigas y un gol enredado de tiro de esquina del capitán celeste Diego Lugano, más una noche de poco fútbol de ambos bandos, le daban la primera batalla a los bicampeones mundiales en alguna época y, con un pie en el continente africano Uruguay ya preparaba la fiesta en el legendario Centenario.

Pocos días después empezaba la segunda batalla en tierras sudamericanas, y por más garra que se le veía al equipo costarricense (nunca los ví correr tanto) la fé de un país tricolor estaba casi por el piso y lo único que podía hacer creer a la nación de nuevo era un milagro. Al minuto 30' una entrada polémica del último defensa uruguayo ante el volante Cristian Bolaños generaron gritos en cada esquina del país que más que tarjeta roja reclamaba suerte al menos.

Cuando el partido parecía que iba a ser la misma historia que en San José después de un buen gol del sustituto Sebastián "el loco" Abreú, unos cambios muy ofensivos de Costa Rica y un remate del capitán Walter Centeno al minuto 74 (5 minutos después del tanto uruguayo) hacían soñar, gritar, alentar a un país que no le quedaba ni una gota de esperanza.

Como un rayo atacaba la tricolor después del empate y el silencio en el Centenario asustaba a cada celeste en sus casas mientras en Costa Rica cada bar, casa, oficina, era como estar presente en Montevideo.

Poco después salió a relucir la más conocida de las tradiciones latinoamericanas la "maña" o experiencia como le quieran llamar, una polémica en el banquillo (¡vaya que no aprendemos que así perdimos el campo seguro en Estados Unidos!) me hacián ver la peor imagen que he visto de un estadio que respeto como el Centenario, plagado de polícias y "periodistas" irrespetuosos se detenía el partido por más de 4 minutos y como hielo se enfriaba el ánimo y las piernas de los jugadores costarricenses.

Los 7 minutos de descuento o la opción clara de Alvaro Saborío alrededor del minuto 80' no fueron suficientes pues Uruguay despertó y volvió al oficio de mantener el balón y defender (lo cual hicieron mejor que nosotros en ambos partidos). En fin la vida continua y en lugar de buscar culpables creo que es esencial hacer una reflexión de todo el proceso que talvez, mejore al fútbol nacional.

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